¿En dónde habitan los zorros?
En la Tierra donde coexisten millones de especies de animales, todos tienen un lugar específico donde tienen los recursos que necesitan para sobrevivir. Se le llama hábitat, y corresponde a su espacio vital: el lugar idóneo para encontrar alimento, descansar, refugiarse, aparearse, criar y morir. Existen animales que viven en un solo tipo de hábitat, y otros como los zorros que son capaces de sobrevivir en una amplia variedad de entornos.
Los zorros son cánidos que se encuentran en cientos de países alrededor del mundo, en todos los continentes excepto Antártida. Se trata de regiones muy diferentes entre sí, con clima, relieve, fauna y flora específicos. Por lo tanto, es natural que estos mamíferos vivan en entornos variados, lo que los hace animales muy versátiles y adaptables.
Se encuentran en cientos de países alrededor del mundo, en todos los continentes excepto Antártida.
De la tundra al desierto, de la nieve a la arena y de las montañas a las llanuras, los zorros tienen pocos límites en el planeta. Pero no son invencibles: están ausentes de aquellas zonas de climas extremos. Muchos prefieren sitios boscosos que les brindan alta disponibilidad de alimentos y un lugar donde guarecerse, pero en realidad cada especie está perfectamente adaptada a sus hábitats, que pueden ser mixtos.
En general, los zorros pueden vivir en bosques primarios y secundarios, montañas, praderas, desiertos, chaparrales, pastizales, matorrales, páramos, dunas de arena, pantanos, sabanas, acantilados, áreas semidesérticas, costas e incluso tierras de cultivo y zonas urbanas. De las más de 20 especies de zorro que existen, el zorro ártico (Vulpes lagopus) es el que vive en la región más fría: la tundra ártica de Eurasia y Norteamérica. Durante el crudo invierno, esta especie muestra una impoluta capa de pelaje blanco que se confunde con la nieve y le permite camuflarse, pero con la llegada del verano el pelo se torna gris parduzco, color similar al de las rocas y plantas bajas de la estación.
Otra especie que es ejemplo de adaptabilidad es el zorro fénec (Vulpes zerda), cuyas orejas nunca pasan desapercibidas. Más que un ornamento, le sirven para disipar el calor de su cuerpo puesto que se trata de una especie del desierto. Además, el color arenoso de su pelaje lo camufla con el suelo, de forma similar a la del zorro ártico. No obstante, no es igual en todas las especies, pues algunas son más adaptables que otras. Un zorro ártico no podría vivir en un desierto ni un fénec en el Ártico, pero en cambio, un zorro rojo (Vulpes vulpes) es capaz de tolerar ambientes nevados y desérticos.
Según sus necesidades, cada zorro puede defender un territorio contra intrusos. Para ello, marca los límites con orina, heces o secreciones que emiten ciertas glándulas de su cuerpo; por lo regular los sitios marcados son árboles, rocas y vegetación. De esta manera, indican a otros zorros su presencia y evitan que estos entren en su territorio. Los machos usualmente tienen territorios más grandes que los de las hembras, pero algunas veces se superponen. El tamaño de cada territorio puede abarcar hasta 20 kilómetros cuadrados.
Si un macho ignora las señales olfativas que el dueño del territorio dejó, entonces es posible que se libre una pelea.
No son animales extraordinariamente territoriales y algunos, como el zorro rojo, lo son poco ya que acostumbra deambular a través de muchos kilómetros. Para otros, un territorio es esencial porque les provee recursos seguros o que puede acaparar, como alimentos y un lugar donde reproducirse. Si un macho ignora las señales olfativas que el dueño del territorio dejó, entonces es posible que se libre una pelea en la que los contrincantes luchan por derribarse mutuamente.
Cuando un macho y una hembra se unen en la temporada reproductiva, se asientan en un refugio oculto que perteneció a otro animal o bien, ella misma cava. Es en esta guarida o zorrera donde nacen y crecen las crías; en algunas ocasiones conforman todo un sistema subterráneo con varias entradas.
Zorros urbanos
El zorro rojo ha llegado a ser considerado una plaga y una especie invasiva debido a su abundancia.
Individuos de algunas especies de zorros se han adaptado a los sitios habitados por los seres humanos. Muchos campos agrícolas, los suburbios e incluso las grandes ciudades ofrecen refugio y fácil disponibilidad de alimentos para estos mamíferos omnívoros, y en consecuencia, las poblaciones han crecido considerablemente. Los territorios son más pequeños y estables en las zonas urbanas que en las rurales, debido a que las segundas cambian con mayor rapidez.
Quizá la especie más común en las ciudades es el zorro rojo, que ha llegado a ser considerado una plaga y una especie invasiva debido a su abundancia. Puede encontrársele en medio de las ciudades y a menudo hurga en los contenedores de basura en busca de comida. Esto ha ocasionado que las personas y los zorros entren en conflicto, por lo que algunas ciudades que albergan a los cánidos disponen de lineamientos para evitar sucesos desafortunados.