¿Cómo se comportan los zorros?
Astutos, engañosos, inteligentes, embusteros… Hay mucha imaginación alrededor del comportamiento de los hermosos zorros. Más allá de este imaginario colectivo, se encuentran unos animales con vidas fascinantes.
En general, los cánidos suelen ser muy sociales, formar manadas y cooperar para cazar. La excepción son los zorros, quienes son más bien un poco solitarios y prefieren organizarse en grupos más pequeños, de 3-4 adultos y cachorros. Eso sí, existe una jerarquía de dominancia por la cual un macho funge como “jefe” del grupo.
No siempre socializan ni habitan madrigueras. Por lo regular, los grupos familiares se forman tras el apareamiento del macho y la hembra. Ambos se establecen en una guarida oculta y el padre se encarga de proveer alimento a la hembra preñada. Cuando los cachorros nacen, el macho continúa su papel de proveedor de alimentos para su familia hasta que los demás comienzan a valerse por sí mismos. Entretanto, los machos marcan el territorio con secreciones corporales y son capaces de pelear con otros zorros para defenderlo.
Los machos marcan el territorio con secreciones corporales y son capaces de pelear con otros zorros para defenderlo.
Algunas especies tienden a socializar más que otras; es el caso del zorro rojo (Vulpes vulpes), que vive en pequeños grupos que consisten en un macho, varias hembras y los cachorros. La guarida puede tener varias entradas, túneles y estar conectada con otros refugios, terrenos de caza y sitios de almacenamiento de alimentos. El zorro pálido (Vulpex pallida) también forma grupos sociales; por lo contrario, el zorro ártico (Vulpes lagopus) es más solitario, pero como nómada, puede integrar grupos pequeños para deambular en busca de alimento.
A veces, los hijos de algunas especies permanecen con sus padres después de alcanzar la madurez sexual, y cooperan para cuidar a las nuevas crías. En otras ocasiones, toleran la cercanía con otros animales, y pueden habitar una madriguera junto con algún roedor. Aquellos zorros rojos localizados en las zonas urbanas tienen territorios más pequeños que los de los individuos de las zonas rurales; se cree que es porque las ciudades crecen con mucha rapidez y se modifican continuamente.
Los zorros suelen ser nocturnos o crepusculares; así pues, realizan la mayor parte de sus actividades básicas durante la noche, al amanecer o al anochecer. De esta manera evitan encontrarse con otros depredadores o someter su cuerpo al calor del día. Esto es notorio en los zorros que viven en zonas calurosas; por ejemplo, el fénec (Vulpes zerda). En cautiverio pueden ser más activos durante el día, como sucede con el zorro Corsac (Vulpes corsac).
No se les considera migratorios, ya que no acostumbran viajar hacia zonas determinadas siguiendo un patrón regular, ya sea en invierno, en verano o durante alguna temporada en especial. No obstante, su capacidad de adaptación les permite vivir en un amplio rango de zonas geográficas del mundo, y pueden trasladarse a través de varios kilómetros siempre y cuando cuenten con las características físicas y fisiológicas para sobrevivir. Un zorro ártico no podría vivir en el desierto, y viceversa. Tampoco hibernan, ni siquiera el zorro ártico lo hace. Este usa su cola para cubrirse el rostro y parte del cuerpo en un intento por mantener su calor.
Los zorros cazan de forma solitaria y si les sobra comida, la ocultan para regresar por ella después.
Son animales que juegan mucho, incluso los adultos. Cuando los cachorros salen de su madriguera en compañía de los padres, se dedican a explorar el entorno con suma curiosidad y comienzan a jugar juntos. Esta actividad les ayuda a adquirir las habilidades que necesitarán en su adultez para cazar. La dominancia se hace patente desde corta edad: los cachorros dominantes tienen mayor acceso a los alimentos y reciben más aseo por parte de los adultos.
Los zorros cazan de forma solitaria y si les sobra comida, la ocultan para regresar por ella después. A diferencia de lo que se dice de ellos, no son engañosos, pero sí muy inteligentes. Ellos están capacitados con un agudísimo sentido del oído e identifican las vocalizaciones de los demás individuos. En total, usan unas 28 vocalizaciones distintas que suenan como chillidos, gruñidos, aullidos, etcétera, y que usan para diferentes funciones.
¡Los zorros no son mascotas!
No son mansos perritos, pero tampoco son lobos feroces. Los encuentros entre zorros salvajes y seres humanos son poco frecuentes ya que por naturaleza los cánidos evitan el contacto, y los ataques a personas son extremadamente raros, por lo que no representan un peligro (excepto si tienen rabia). Hay quienes creen que pueden tratar a los zorros como si fueran perros domésticos y han intentado mantenerlos como mascotas exóticas, pero esto no es adecuado porque conservan sus instintos y necesidades propios de la vida en estado salvaje.