Características físicas de los zorros
A simple vista, los zorros son ligeramente parecidos a los perros domésticos y los lobos, porque se trata de cánidos. Pero estos mamíferos tienen características particulares, algunas típicas en todas las especies, otras muy peculiares.
Los zorros son animales de tamaño mediano o pequeño que pueden pesar menos de 1 kilo o más de 8, según la especie. La más grande es el zorro rojo (Vulpes vulpes), mientras que el fénec o zorro del desierto (Vulpes zerda) es las más pequeña de todas las especies de zorros y cánidos. En general, el rango de peso es de 0.68-14 kilogramos, y el de longitud cabeza-cuerpo es de 24 a 112.5 centímetros.
En general, el rango de peso de los zorros es de 0.68-14 kilogramos.
Si bien las hembras tienden a ser un 5-15 por ciento más pequeñas que los machos, el dimorfismo sexual o diferencia física entre ambos sexos no es muy evidente si se les ve desde cierta perspectiva. Un vistazo más minucioso hace ver que en la zona inferior del cuerpo de ellas se muestran 4 mamas, cada una con 8-20 conductos lactíferos.
Todos los zorros forman parte del grupo de los vertebrados y tienen un esqueleto óseo interno. La estructura de su cuerpo consta básicamente de un cráneo, una columna vertebral, 4 extremidades y una cola que llega a medir más de 50 centímetros, en cuya base dorsal se encuentra una glándula que emite una secreción con un olor característico, usada para marcar su territorio. Tienen almohadillas en los pies que apoyan al caminar, por eso son digitígrados, y garras parcialmente retráctiles. Cada pata delantera cuenta con 5 dedos, en tanto las traseras poseen 4.
Tienen visión estereoscópica, así que pueden percibir la profundidad de lo que ven frente a ellos.
El rostro es estrecho, alargado y de forma triangular, con dos orejas erguidas, una nariz negra o color marrón oscuro y vibrisas o bigotes negros alrededor del hocico, que miden aproximadamente 100-110 milímetros de largo. Los 2 ojos tienen pupilas ovaladas y verticales, más parecidas a las de los gatos que a las de los perros. Tienen visión estereoscópica, así que pueden percibir la profundidad de lo que ven frente a ellos.
No todas las especies comparten la morfología o forma del cuerpo. Por ejemplo, los zorros árticos (Vulpes lagopus) tienen orejas considerablemente cortas que contrastan con los cerca de 10-15 centímetros que miden las orejas de los fénecs. El oído de estos es altamente sensible y escucha incluso el sonido de los movimientos de las presas debajo del suelo, pero en general, todos los zorros gozan de un excelente sentido auditivo.
Existe otra razón por la que esta especie tiene las orejas tan grandes: le ayudan a disipar el calor de su cuerpo y evitar que se sobrecaliente, ya que habita los desiertos y demás zonas áridas con altas temperaturas. ¿Casualidad? No. Los zorros, al igual que todos los demás organismos, tienen la capacidad de adaptarse a su medio. El zorro ártico es otro buen ejemplo de ello, pues en las plantas de sus pies crece pelo para hacer más fácil su andar por la nieve y el hielo. Por su parte, el zorro gris (Urocyon cinereoargenteus) ha desarrollado a través de miles de años unas patas cortas y garras curvadas y afiladas para escalar por el tronco y las ramas de los árboles.
El pelaje, una de las señas más encomiables de los zorros, tiene la función de protegerlos de la radiación del sol, aislarlos de las temperaturas del ambiente y hasta camuflarlos. Toda especie posee un pelaje de color y densidad distintivos, gracias al cual es posible diferenciarlos a simple vista, o al menos en muchos casos. El pelo de los zorros rojos es uno de los más bellos: exhibe una tonalidad marrón rojiza con manchones marrones, grises y amarillos. Ahora bien, el pelaje de Vulpes lagopus cambia con las estaciones: blanco en invierno y marrón en verano, para mimetizarse con la nieve y las rocas o vegetación, respectivamente.
Rojos, marrones, blancos, medianos o pequeños, los zorros son animales de belleza física poco discutida.