El sitio ideal para todo ser vivo es su hábitat natural, en donde es capaz de reproducirse, alimentarse y relacionarse en la más completa libertad, coexistiendo con otros organismos. Pero esto no siempre ha sido posible. Muchas veces, los animales han tenido que permanecer en un ambiente controlado por los seres humanos durante un tiempo o durante toda su vida.
Vida en el zoológico
Muchos zoológicos del mundo albergan ciertas especies de zorros, lo cual se ha hecho con objetivos diferentes: para entretener a un público, para el estudio y protección de la especie, para curar a un individuo enfermo o herido y después reintroducirlo a su hábitat, etcétera. Lo cierto es que no es tan extraño encontrar zorros tras barrotes.
El zorro ártico (Vulpes lagopus) es una de las especies más populares en los zoológicos. Su pelaje blanco es uno de sus mayores atractivos y eso atrae a cientos de personas para admirarlo. Por supuesto, su recinto debe estar acondicionado con todo lo que necesita y ser lo más parecido posible a su hábitat natural, y esto incluye el clima. Lo mismo sucede con el zorro fénec (Vulpes zerda), que requiere un ambiente cálido como al que está específicamente adaptado.
Los grandes zoológicos del mundo suelen tener programas de educación y conservación.
En teoría, los zoológicos entretienen, conservan y educan, mientras que los animales son mantenidos en sitios seguros y amplios. Los grandes zoológicos del mundo suelen tener programas de educación y conservación dirigidos al público en general, así las personas pueden conocer animales que de otra manera no podrían, y aprender los datos más importantes sobre su vida. Algunos zoológicos tienen especies poco conocidas, como el zorro orejudo u otoción (Otocyon megalotis), cuyas orejas tienen un evidente parecido con las de los murciélagos.
El zorro de Darwin o zorro chilote (Lycalopex fulvipes) es otra especie no muy conocida fuera de su zona de distribución, el sur de Chile. Se encuentra en peligro crítico de extinción, y el número de individuos maduros en la naturaleza es tan bajo que hace pensar que podría desaparecer en los próximos años si no se toman decisiones prontas. Al respecto, se ha sugerido la idea de que es una especie idónea para la cría en cautiverio, es decir, para que un número de individuos sean puestos en el interior de un recinto con el objetivo de que se reproduzcan.
El zorro de Darwin se ha mantenido ilegalmente como mascota en la isla Chiloé.
Es cierto que la cría en cautiverio puede representar la tabla de salvación para algunos animales que se encuentran gravemente amenazados, pero también es verdad que los seres humanos han tenido alguna responsabilidad en la situación. Por ejemplo, el zorro de Darwin se ha mantenido ilegalmente como mascota en la isla Chiloé, a pesar de que es un animal en peligro y de que los zorros son animales salvajes.
Solo existe una excepción.
¿Zorros domesticados?
Si el perro es el mejor amigo del hombre, ¿el zorro puede llegar a serlo? Después de todo, ambos son cánidos.
Esto es lo que pareció pensar el científico soviético Dmitri Konstantinovich Belyaev, famoso por poner en marcha un experimento de domesticación de zorros plateados, una variante de zorro rojo (Vulpes vulpes) cuyo pelaje exhibe una tonalidad oscura con el dorso ligeramente plateado o gris, con la punta de la cola de color blanco.
El Programa de Belyaev inició en 1959. Interesados en el proceso de domesticación, él y sus colegas seleccionaron varios zorros plateados, que dicho sea de paso muchos de ellos son criados en granjas peleteras para aprovechar su hermoso pelaje, y los mantuvieron encerrados con mínimo contacto con los seres humanos para evitar influencias ambientales. A medida que avanzaba el tiempo, descartaban a los zorros más “salvajes” y dejaban en cautiverio a los más mansos para que se reprodujeran. Al cabo de unos años, los zorros comenzaron a dar muestras de un comportamiento diferente, muy parecido al de los perros domésticos (Canis lupus familiaris).
El experimento continúa en la actualidad, y los individuos domesticados son conocidos como “zorros siberianos”, los cuales demuestran ser mucho más sociales que sus congéneres salvajes e interactuar con los seres humanos de forma agradable y tranquila, sin miedo. También exhiben cambios físicos, como la presencia de motas en el pelaje.
Las razones por las que se mantiene en cautiverio a los zorros son variadas, pero no hay que pasar por alto el hecho de que son animales eminentemente salvajes y necesitan vivir de acuerdo con su naturaleza.